5 consejos para enseñar a su perro a hacer sus necesidades

Una de las dificultades que surgen con más frecuencia en la convivencia con nuestros perros es la relacionada con la costumbre del cachorro, y a veces también del perro adulto, de hacer sus necesidades en la casa. Perder este hábito puede ser un proceso muy rápido, pero también puede requerir mucho compromiso de toda la familia. Lo que marca la diferencia en este caso no es sólo la personalidad del individuo, sino también la motivación que impulsa al perro a proponer este comportamiento. En primer lugar, hay que recordar que en los primeros meses de vida el cachorro todavía tiene dificultades para contener sus necesidades, porque no tiene un control total de los esfínteres, por lo que es imprescindible tener la paciencia necesaria para esperar a que se complete el camino hacia la autonomía, lo que suele ocurrir a los seis meses.

Durante este periodo de transición, se pueden poner en práctica ciertos comportamientos para enseñar al perro dónde ir al baño, con el fin de ayudar al cachorro a hacerlo fuera de la puerta de la casa. Además, este hábito no sólo es importante para nosotros, los humanos, sino que también es fundamental para los perros, que se comunican con los suyos a través de las heces y la orina y, por tanto, adquieren conciencia de su propio ser también en relación con lo que «leen olfativamente» de las necesidades de otros perros y a lo que deciden «responder», dejando también una huella.

Contenidos

1. Anticiparse al momento en que su perro hace sus necesidades

Para ayudar a su perro a aprender este comportamiento, es muy importante saber que hay momentos del día en los que es más probable que su perro sienta la necesidad de ir al baño. Estos momentos son generalmente los que siguen al juego, a las comidas y al despertar. Optar por sacar a tu perro fuera de casa después de estos momentos concretos del día te permitirá anticiparte a sus necesidades y también poder gratificarle cuando haga sus necesidades en el lugar que consideres oportuno. Además, durante los primeros meses es fundamental salir con frecuencia, para que haya más posibilidades de que el perro se ensucie durante el paseo , mereciendo así todas las recompensas que usted quiera dispensar. La satisfacción que el perro ve en ti hará que sea más probable que repita el comportamiento la próxima vez.

2. No regañe a su perro

En cuanto a nuestra reacción ante las necesidades del perro, también es esencial recordar que no tiene ningún sentido regañar al cachorro o, peor aún, pegarle si no llega a tiempo para avisarnos o esperar a que esté fuera de la puerta. Abordar al perro en ese momento sólo haría que perdiera la confianza en nosotros, animándole a ir al baño a escondidas, reduciendo así las posibilidades de que decida alertarnos previamente, un comportamiento que intentamos fomentar a medida que crece, para que sepa que puede acudir a nosotros si lo necesita.

En este momento también es muy importante no mostrar reacciones negativas ante el acto realizado, ya que al perro le resultará difícil relacionar nuestro enfado, frustración o molestia con sus necesidades fisiológicas: por ello, hay que procurar limpiar el suelo con indiferencia, a ser posible utilizando productos neutros que no produzcan olores excesivamente fuertes, potencialmente molestos para el animal.

3. No utilizar traviesas durante mucho tiempo

Muchas familias recurren temporalmente a las traviesas, es decir, a paños absorbentes desechables especiales colocados por toda la casa, con la esperanza de que el perro no ensucie el suelo. Sin embargo, las traviesas no deben sustituir a los paseos. De hecho, la consecuencia de utilizar esta herramienta puede ser incluso contraria a la deseada. De hecho, el perro, convencido de que está haciendo algo apreciado al ensuciarse en la cama, tendrá dificultades para interiorizar el comportamiento deseado, es decir, la petición de salir antes de ensuciarse. Muy a menudo, después de los primeros meses, los compañeros de la mascota quieren quitar la tela, pero el perro sigue ensuciando en ese mismo lugar. Por lo tanto, el consejo es, una vez más, tomarse el tiempo necesario para anticiparse a las necesidades y aprender a anticiparse a la necesidad del perro para que ya esté fuera en el momento adecuado, en lugar de delegar en un objeto el aprendizaje del comportamiento deseado.

4. Elegir el lugar adecuado

Los problemas de necesidades fisiológicas suelen resolverse por sí solos en las primeras semanas o meses de convivencia. Sin embargo, puede haber algunas variaciones que ralenticen el proceso de aprendizaje. En primer lugar, hay que subrayar que el pis y las heces son también un medio de comunicación con los de su especie; en consecuencia, existe la posibilidad de que a algunos perros tímidos o inseguros les cueste elegir dejar su «firma» fuera de casa: en este caso bastará con ser un poco más cuidadoso en la elección del lugar exterior, asegurándose de llevarlo donde no haya un tránsito excesivo de perros que pueda inhibir las necesidades fisiológicas del perro, empujándolo a esperar a volver a casa, donde se sienta más protegido de los extraños.

Además, es una buena costumbre anotar qué lugares prefiere su perro: hay perros a los que no les gusta dejar la señal de su paso en medio de la carretera, otros que incluso prefieren las alcantarillas. Para saber cómo ayudarles, basta con observar sus lugares favoritos y sugerirlos durante la excursión.

5. Busque ayuda profesional

Si con el paso de los meses el comportamiento se repite de forma continuada sin ninguna mejora evidente, es aconsejable contactar con un profesional de este ámbito, como un adiestrador o un instructor canino que pueda aconsejarle, si es necesario, un examen médico veterinario para descartar cualquier problema de salud que pueda alargar este proceso.

En cambio, si se trata de un perro adulto que nunca ha perdido el hábito, el consejo es tratar la situación en compañía de un veterinario especialista en comportamiento que podrá darle los consejos necesarios para su caso concreto.

Deja un comentario