El perro siente emociones: esto es lo que dice la cienciaDi – 29 de abril de 2019
¿Pueden los perros sentir emociones? ¿Qué emociones sienten y cómo las muestran? La ciencia ha conseguido aportar pruebas concretas de los sentimientos caninos.
Un dueño atento y sensible puede confirmarlo: el perro es, en efecto, el mejor amigo del hombre, sobre todo porque es capaz de compartir sentimientos y emociones con el humano. Pero, ¿es sólo una sugerencia nuestra o hay realmente pruebas científicas en este asunto? Pues bien, parece que hasta la ciencia está de acuerdo en que nuestro Bobi es absolutamente capaz de experimentar sentimientos, incluso muy intensos, y nos lo demuestra con toda su dulzura y sin titubeos. A diferencia de los humanos, los perros no tienen miedo de mostrar sus sentimientos, sean cuales sean. Esto es lo que muestran los estudios científicos.
Índice
- Perros y emociones: ¿Cuál es la relación?
- Perros y niños
- Perros y emociones: estudios científicosEl experimento del perro
- Estudios sobre perros: el perfil emocional
- Umbral emocional canino: 3 factores fundamentalesPredisposición genéticaEstilo de vidaTraumas y experiencias pasadas
- ¿Cómo afronta las situaciones?
- Cómo lidiar con las emociones negativasCuando se esquiva el obstáculoCuando se afronta el obstáculo
- Las 5 emociones fundamentales del perroFelicidadDolorCelosVergüenzaTristezaCorazón
Contenidos
- 1 Perros y emociones: ¿cuál es la relación?
- 2 Perros y bebés
- 3 Perros y emociones: estudios científicos
- 4 El experimento del perro
- 5 Estudios sobre perros: el perfil emocional
- 6 Umbral emocional canino: 3 factores clave
- 7 Predisposición genética
- 8 Estilo de vida
- 9 Traumas y experiencias pasadas
- 10 ¿Cómo se enfrenta a las situaciones?
- 11 Cómo afrontar las emociones negativas
- 12 Cuando esquiva el obstáculo
- 13 Ante un obstáculo
- 14 Las 5 emociones fundamentales de los perros
- 15 Alegría
- 16 Duelo
- 17 Celos
- 18 Vergüenza
- 19 Miedo
Perros y emociones: ¿cuál es la relación?
No es una cuestión de coincidencia o de nuestras propias ilusiones: los perros sí son capaces de emocionar. Los sentimientos no son una prerrogativa humana, pero pueden sentirse igual. Y la prueba está en la producción de oxitocina, la misma hormona que producen los humanos cuando están enamorados y felices. A menudo se compara a un perro con un bino, y no es casualidad que siempre haya una maravillosa relación de complicidad entre ambos, lo que también es una buena razón para que crezcan juntos. Pero, ¿por qué los perros son tan parecidos a los pequeños humanos? Esto es lo que dice la ciencia.
Perros y bebés
Aunque al principio un perro puede aceptar la llegada de un recién nacido con cierta hostilidad, o un perro puede no entender desde el principio que un perro es un animal vivo y no un peluche de su colección de juguetes, lo cierto es que ambos pueden llegar a ser realmente inseparables con el tiempo. Esto también se debe a que son capaces de ser igualmente emocionales y de expresarse de manera muy similar. Un perro feliz no puede contener su alegría y la expresa con gritos y saltos de alegría: ¿qué hace un perro cuando le ofrecemos su favorito o cuando le mostramos su correa para salir?
Perros y emociones: estudios científicos
La Universidad de Emory, en Atlanta (Georgia), ha realizado varios estudios sobre los sentimientos de los perros. El profesor Gregory Berns ha utilizado pruebas científicas e irrefutables para demostrar cómo la actividad sanguínea y cerebral de un animal varía según las emociones que siente.
El experimento del perro
El profesor Berns y sus colaboradores instalaron un escáner para registrar la actividad neurológica de los perros tras someterlos a determinadas emociones. Una muestra de una docena de cobayas caninas fue sometida a pruebas con los estímulos que se les proporcionaron: los animales fueron instruidos para permanecer dentro de la máquina y sentirse libres de expresar sus emociones. Los animales fueron instruidos para que permanecieran dentro de la máquina y se sintieran libres de expresar sus emociones. El perro reaccionó de forma diferente a los impulsos: en particular, se observó que en el caso de un estímulo positivo, como una golosina muy agradable o la vista del dueño, se activó la sección del cerebro del perro conocida como«núcleo caudado«. Esta misma zona caudada se activa en el cerebro humano cada vez que un perro experimenta emociones positivas en respuesta a estímulos similares, como la visión de una golosina sabrosa o la visión de su madre.
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Estudios sobre perros: el perfil emocional
Como ya hemos dicho, un perro es obviamente capaz de gestionar sus emociones: esta es la diferencia fundamental con el hombre. Este último tiende a limitar su instinto cada vez más con la edad a través de «reglas y convenciones» que a menudo lo atrapan en el control constante de sus emociones. El bino, en cambio, como el perro, casi siempre no se molesta en «contenerse» sino que se deja llevar.
Umbral emocional canino: 3 factores clave
El perro es capaz de experimentar emociones incluso con estímulos que pueden parecer muy leves al ojo humano. Nuestro Bobi siempre nos da una respuesta que puede parecer incluso exagerada: al fin y al cabo, cada noche, cuando nos ve llegar a casa, ¿no hace siempre muchas fiestas y nos sigue a todas partes? Pero si nos preguntamos de qué depende esta emocionalidad «evidente», la respuesta es doble.
Predisposición genética
El hecho de que un perro sea juguetón y siempre quiera saltar, jugar y ser acariciado puede ser confirmado por la mayoría de los propietarios de perros. Es, por tanto, una parte instintiva y natural del perro, que siempre consigue hacernos sentir su calidez y alegría, lo que nos hace entender por qué debemos tener un perro en casa.
Estilo de vida
Un perro que recibe la atención adecuada, que se siente amado y mimado, cuyas necesidades están siempre cubiertas y satisfechas, sólo puede ser un perro feliz. Un perro que no está bien o que se siente abandonado será sin duda más difícil de estimular: su apatía puede llevar a menudo a que deje de sentir ciertas emociones o, al menos, a que no sea capaz de mostrarlas.
Traumas y experiencias pasadas
El pasado de un perro pesa ciertamente en su estilo emocional. Las experiencias pasadas, a menudo cuando han sido traumáticas o en el caso de la violencia y el maltrato, afectan a la vida de nuestro amigo de cuatro patas, a menudo de forma irreversible. Por tanto, el nivel emocional del can varía en función de sus experiencias previas, de las que puede haber desarrollado cierta desconfianza o incluso miedo a los demás.
¿Cómo se enfrenta a las situaciones?
Naturalmente, esto depende de su carácter. No debemos generalizar, porque cada perro es una historia individual: no podemos asumir que una experiencia pasada tiene el mismo efecto en todos los caninos con los que entramos en contacto. <stronlto depende, por tanto, de su personalidad, que entra en juego en nda de la situación a la que hay que enfrentarse: tanto si se trata de un amigo que viene a visitarnos como de una mala persona, el perro desarrolla fuertes emociones que también dependen en gran medida de su capacidad para entender la forma correcta de reaccionar.
Cómo afrontar las emociones negativas
Un perro puede experimentar sentimientos negativos aunque nuestra intención no sea ponerlo en peligro. Si, por ejemplo, se asusta con un objeto u otro animal en el parque, debemos intervenir para instruirle sobre cómo comportarse en esa circunstancia. Hay dos alternativas: evitar el peligro o hacer que se familiarice con él hasta que sea inofensivo a sus ojos.
Cuando esquiva el obstáculo
Ciertamente hay consecuencias para el perro que es conducido por el dueño a no enfrentarse al obstáculo. El obstáculo sigue ahí y, con el tiempo, puede «crecer» hasta hacerse insuperable a sus ojos. Por supuesto, la mayoría de las veces el perro puede desarrollar miedo al enfrentarse a las situaciones: mantenerlo bajo un tarro de cristal puede tener efectos muy negativos en su personalidad.
Ante un obstáculo
Sin embargo, no siempre es bueno forzar al perro a ir más allá de sus límites: esto puede dar lugar a un tipo de agresividad extrema que también lo hará peligroso e ingobernable. Por lo tanto, será fundamental orientarle hacia las emociones adecuadas y la forma correcta de afrontar las situaciones: Proust lo llamaba «marcar». Con él, el propietario debe ser capaz de educar al perro para que utilice actitudes adecuadas al obstáculo que tiene delante.
Las 5 emociones fundamentales de los perros
Una vez establecido que el perro es perfectamente capaz de experimentar emociones, he aquí cuáles son. Observaremos que estos sentimientos son simples y puros, muy similares a los de los perros.
Alegría
Un perro feliz resopla, muestra su afecto ladrando y lo celebra: es imposible obligar a un perro a contener su alegría cuando ocurre o está a punto de ocurrir algo positivo. Es imposible obligar a un perro a contener su alegría cuando está a punto de ocurrir algo positivo. Ciertamente, esta alegría también depende del bienestar en el hogar y está ligada a la figura del dueño, al que siempre muestra lealtad y fidelidad.
Duelo
Un duelo, una partida o la pérdida de otro animal de la familia pueden desencadenar en el perro una tristeza y un dolor muy similares a los del hombre. Por ejemplo, la historia real de Hachiko. La tristeza puede traducirse a menudo en sentimientos de angustia, apatía, falta de apetito y, a menudo, letargo: estos son los claros signos de un perro con dolor.
Celos
Cualquiera que haya tenido que lidiar con un perro y un recién llegado, ya sea un bebé u otro animal, lo sabe. El perro suele ser celoso y muy poco dispuesto a compartir su espacio, y sobre todo a su dueño, con otro ser humano. Habrá que saber cómo afrontar la llegada de un recién nacido para que la convivencia entre el perro y el nuevo inquilino sea progresivamente pacífica y agradable para todos.
Vergüenza
No hay que confundir esto con un sentimiento de remordimiento: un perro no se siente así por una acción incorrecta que haya cometido en el pasado. Si lo pillamos haciendo algo mal, hay que señalarlo inmediatamente: sólo así el perro podrá bajar la pata y demostrar que está «picado» por la reprimenda que está a punto de llegar. Cuidado con el castigo al perro: ¡nunca se debe considerar la violencia!
Miedo
Un perro puede tener miedo a algo o a alguien, hasta el punto de desarrollar una fobia. A menudo, esto se debe a factores externos, cuyo origen el perro no puede comprender, como los golpes de la noche de fin de año. El perro puede acostumbrarse poco a poco a los ruidos de la casa, pero si desarrolla fobias que le impiden seguir llevando una vida tranquila, merece la pena consultar a un etólogo.
Los perros sienten emociones al ver dibujos animados
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