La llegada del otoño trae consigo las primeras enfermedades estacionales no sólo para los humanos, sino también para su mejor amigo: el perro.
De hecho, el otoño se considera una de las peores épocas para la salud de nuestro perro. Con la bajada de la temperatura y el aumento de la humedad, podemos incurrir en resfriados, traqueítis, fiebre, problemas intestinales por la digestión y dolor en las articulaciones.
Consejos útiles
Para este periodo, hay algunos consejos que nos gustaría darte: aunque la temperatura baje, nunca debes cambiar los hábitos de tu perro, así que aunque haga viento, esté helado o llueva a cántaros, debes sacar a tu amigo a dar sus paseos diarios.
Sin embargo, trate de evitar los cambios bruscos de temperatura entre el ambiente interior y el exterior. Y si llueve, seca a tu perro cuidadosamente con un secador. Si tienes un perro pequeño (que suele ser el que más enferma en este periodo) basta con cubrirlo con un abrigo.
Enfermedad canina estacional
La leptospirosis es una enfermedad canina grave, causada por una bacteria, la Leptospirosis interrogans, cuyos síntomas pueden ser: Fiebre, vómitos, diarrea, letargo, dificultad respiratoria, tos, insuficiencia renal y reticencia a moverse. Puede afectar a perros de cualquier tamaño, forma o tamaño y puede hacer que enfermen muy rápidamente. Si su perro presenta estos síntomas, le recomendamos encarecidamente que lo lleve al veterinario inmediatamente.
Otros peligros del otoño
Este es también el periodo en el que los ratones buscan un lugar donde pasar el invierno al calor, por lo que le aconsejamos que tenga mucho cuidado, ya que muchos productos utilizados para el control de roedores contienen un agente que impide la coagulación de la sangre, que, si lo ingiere su perro, podría causar una hemorragia considerable y la muerte. Por lo tanto, le recomendamos que tenga mucho cuidado en los bloques de apartamentos, parques y a lo largo de las vallas de los jardines.
El otoño también es una época maravillosa para llevar a tu perro a dar un paseo, pero ten cuidado con los montones de hojas, que pueden desarrollar bacterias y moho si tu perro las ingiere y pueden causar molestias gastrointestinales, por no hablar de la ingestión de bellotas, que contienen un ingrediente tóxico que puede causar daños en el hígado y los riñones de tus amigos peludos. Los síntomas incluyen vómitos, diarrea, dolor abdominal y letargo. Las bellotas ingeridas también pueden provocar una obstrucción intestinal.
Lo mejor en estos casos es mantener a tu mejor amigo fuera del alcance de estos elementos.
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