Un estudio relaciona la agresividad del perro con su flora intestinal
Ya sea un factor genético o una reacción a un peligro o amenaza, la agresividad canina puede ser peligrosa, especialmente cuando se trata de razas de perros potencialmente letales.
Varios estudios han tratado de llamar la atención sobre este fenómeno observando el comportamiento de los perros, tratando de entender su lenguaje, y han dado con diversos factores que desencadenan su agresividad, así como con cuestiones de comportamiento relacionadas con el desarrollo y el crecimiento del animal. Recientemente, nuevos hallazgos científicos han demostrado también que la agresividad de los perros puede depender de ciertos genes.
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Además de estas tesis, los resultados de una investigación llevada a cabo por un grupo de académicos de la Universidad de Oregón han revelado un elemento que nunca se había tenido en cuenta hasta ahora.
El estudio se centró en la flora bacteriana de los perros, en particular la
El estudio se centró en la flora bacteriana de los perros, concretamente en la intestinal,que incluye todos los presentesen el intestino del perro (bacterias, hongos, virus y protistas).
Los investigadores pudieron demostrar una relación entre los microorganismos que se desarrollan en el intestino del perro y la tendencia a la agresividad.
Para llegar a estas conclusiones, el estudio examinó a los pitbulls alojados en una perrera tras ser explotados para pelear.
En ese momento, los perros fueron examinados por expertos en comportamiento que indicaron el nivel de agresividad de cada uno de ellos.
La comparación de los datos sobre la flora bacteriana de los perros y su nivel de agresividad reveló variaciones en las bacterias intestinales.
Los perros que no eran agresivos tenían más proteobacterias y Fusobacterium nucleatum, mientras que los perros agresivos tenían más bacterias firmicutes.
Además, los investigadores descubrieron que hay siete unidades taxonómicas operativas -OTU, una clase de organismos estrechamente relacionados- que difieren significativamente entre los perros agresivos y los no agresivos. Mientras que 9 clados -un grupo de organismos cuyo origen debe ser común- del género Bacteroides se encuentran en gran número en perros no agresivos y 25 clados de lactobacilos se encontraron en perros agresivos.
«Para tener más certeza sobre la influencia de las micotas intestinales en la agresividad de los perros, tenemos que hacer más investigaciones», dijo el investigador de micología Thomaarpton.