Nuestros compañeros de cuatro patas sufren de estrés y, según un llamamiento de la asociación veterinaria, las mascotas que viven en las ciudades se ven hoy mucho más afectadas por la ansiedad y el estrés. Estas patologías están provocadas por diversos factores como el ruido, la soledad en la casa, la falta de actividad, el aburrimiento o los movimientos bruscos. Para detectar formas de estrés en el comportamiento del animal, es posible observarlo y anotar las llamadas «señales de calma«, es decir, ciertos comportamientos que el perro adopta para restablecer el equilibrio, calmar los miedos, el malestar o tranquilizarse tras una situación estresante.
Un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad del Norte de Illinois, publicado en la revista Applied Animal Behaviour, ha demostrado la relación entre el estrés y los pelos blancos. En otras palabras, al igual que los humanos, los pelos blancos aparecen pronto en los perros en condiciones de estrés.
Temple Grandin, conductista de animales y cofundadora del Centro de Educación Canina de Denver, se dio cuenta hace unos años de que muchos perros impulsivos y ansiosos parecían «envejecer» antes: «Normalmente, a los perros no les salen pelos blancos a los 4 años», señaló Grandin.
Los investigadores observaron fotografías de perros y pidieron a sus dueños que respondieran a una encuesta sobre el comportamiento de su perro en relación con la ansiedad y la impulsividad. Hasta ahora, la inestabilidad emocional y la ansiedad solían asociarse al estrés en los seres humanos.
El estudio demostró que estos comportamientos y estados emocionales también están presentes en los perros. Los perros que se «blanquean» primero suelen ser los que tienden a quejarse, lloriquean a menudo, son impulsivos y tienden a saltar sobre las personas y a tirar de la correa al pasear.
Al final de la encuesta, las respuestas coincidían perfectamente con las fotografías de los perros, es decir, el estado emocional del perro descrito por el propietario coincidía con la aparición temprana del pelo blanco.
El estudio de Grandin también desarrolló una escala de valores: el cero equivale a la ausencia de grisura; el 1 corresponde a pelos blancos en la frente y la nariz, el 2 a pelos blancos en la mitad del hocico y, por último, la escala del 3 equivale a todo el hocico gris.
Grandin cree que es posible que esta relación temprana entre el gris y la ansiedad se dé también en otros mamíferos.
«Hay muchos elementos interesantes en este estudio que ilustran otras similitudes entre los humanos y los perros, en la forma en que interactuamos con el entorno y experimentamos el estrés», comentó Kaeberlein, profesor de la Universidad del Envejecimiento Proyecto Perro en Washington.
Sin embargo, los investigadores no descartan la posibilidad de que también haya en la genética del perro, concluyendo que tanto el estrés como los factores genéticos influyen en la aparición temprana de los pelos blancos.