¿Los perros tienen cosquillas? Y si es así, ¿cómo se puede saber cuándo se están riendo? Esta es la opinión de los expertos sobre el mejor amigo del hombre.
La risa es una de las expresiones más divertidas que puede hacer un ser humano. Suele indicar alegría y diversión; en algunos casos puede incluso indicar un estado de histeria. Y como sabemos, también puede ser inducido por las cosquillas. ¿Se aplica esto también a nuestros amigos de cuatro patas? Descubramos juntos si los perros tienen cosquillas.
Cómo saber si los perros tienen cosquillas
Las cosquillas para los humanos pueden ser un momento de gran diversión. La risa involuntaria e incontrolable que se provoca es siempre muy contagiosa y genera momentos de gran hilaridad. ¿Se aplica lo mismo a Bobi? No del todo: los perros ríen y sonríen, pero no con las cosquillas.
De hecho, tiene una reacción bastante diferente a la nuestra. El mecanismo es siempre el mismo: las cosquillas se desencadenan al tocar varias zonas del cuerpo. Sin embargo, los perros no se ponen a reír, sino que mueven ciertas partes de su cuerpo, como las patas, de forma incontrolada: en este caso se dice que el perro está «tocando la guitarra».
Sin embargo, aparte de estas diferentes reacciones, podemos decir que los perros también tienen cosquillas.
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Qué partes del cuerpo son más sensibles
Los perros tienen cosquillas en diferentes partes de su cuerpo, siendo una de las más sensibles las patas. Si los acaricia muy suavemente, el perro puede moverlos de forma brusca, también como un reflejo incontrolado. Otro punto en común con los humanos son el vientre y las caderas; las orejas y la cabeza son igual de sensibles.
¿A los perros les gustan las cosquillas? En realidad, al igual que nosotros, es una reacción bastante subjetiva. A tu Bobi le puede gustar, pero también le puede molestar mucho. Si cuando le hace cosquillas a su perro, éste tiende a alejarse, es mejor evitarlo: es evidente que a Bobi no le gusta que le toquen las partes sensibles del cuerpo porque lo percibe como una molestia.
Por el contrario, si Bobi lo disfruta, puedes convertirlo en un hábito saludable. Sin embargo, como siempre, la palabra clave es la ración: no exageres y entiende de vez en cuando qué puntos prefiere.
Puede que al perro le guste que le hagan cosquillas en las orejas y no en la barriga, o viceversa; o puede que no le guste que le toquen las patas, o que prefiera que le rasquen las partes del cuerpo.
Lo importante es sintonizar con Bobi: hay muchas formas de divertirse con él.
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