Perros enterrados con sus dueños desde el Neolítico – 11 de marzo de 2019
Un reciente descubrimiento arqueológico ha demostrado la existencia de cusas funerarias con perros que se remontan al Neolítico
Las investigaciones arqueológicas realizadas en cuatro yacimientos diferentes de España, Camí de Can Grau, La Serreta, Ca l’Arnella y Bòbila rell, que se remontan al Neolítico (hace 6.000 años) en la provincia de Barcelona, han sacado a la luz nuevos e interesantes descubrimientos sobre el papel de los perros en la vida humana.
Actualmente es un hecho que la domesticación del perro se remonta a 30.000 años atrás. Muchos hallazgos han revelado la costumbre de enterrar a los perros con sus dueños en épocas más recientes, como en el Antiguo Egipto.
Sin embargo, el nuevo estudio publicado en el Journal of Archaeological Science se centra en la relación de los perros con la época de los cazadores-recolectores, durante la cual el perro pasó a formar parte del núcleo de la comunidad, como guardián de las casas, el ganado y los campos en las comunidades sedentarias.
«Los perros desempeñaban un papel importante en las actividades comunitarias y en la economía de las poblaciones neolíticas», escriben los investigadores.
Una curiosa costumbre funeraria ha surgido en yacimientos arqueológicos encontrados en España. Entre las excavaciones, fechadas en el Neolítico, o Edad del Cuero, entre el 4200 y el 3600 a.C., aparecieron 26 esqueletos de perros, delicadamente colocados junto a restos humanos, hombres, mujeres y niños.
Según el examen de los restos de los animales, se cree que los perros tenían entre uno y seis años, de los cuales una cuarta parte tenía entre 12 y 18 meses. Esto llevó a los investigadores a creer que fueron itiados en los funerales de sus dueños.
Los restos también proporcionaron algunos indicios.
Los cuerpos de los animales estaban intactos, sus huesos no presentaban fracturas y su carne no había sido consumida antes del entierro, a diferencia de los huesos de ganado encontrados en los yacimientos.
Por el contrario, los cuerpos de los perros habían sido colocados con delicadeza y cuidado junto al cuerpo del humano deto.
Este estudio corrobora investigaciones y hallazgos anteriores en muchos yacimientos de la misma época en Italia, el sur de Francia y Alemania.
Para los investigadores, se trata de «una costumbre ritual estereotipada que proporciona pruebas irrefutables de la relación entre el perro y la comunidad en aquella época».
Así que no es de extrañar que hoy exista la misma necesidad. Muchas regiones están aprobando el entierro de perros con sus dueños en los cementerios. No se trata de una excentricidad contemporánea, sino de un ritual, una costumbre que se remonta a los albores del tiempo.
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El estudio, en inglés Dogs in funerary contexts during the Neolithic in the northeast Iberian Peninsula