Perros guía para epilépticos

Ahora es habitual hablar de perros guía para epilépticos, es decir, perros que apoyan a las personas con epilepsia y evitan las crisis. Lo mismo ocurre con los diabéticos. Sin embargo, hasta ahora no se había demostrado lo que realmente huele nuestro compañero de cuatro patas. El olfato del perro está tan increíblemente desarrollado que se utiliza en el diagnóstico precoz del cáncer y para prevenir las crisis de hipoglucemia e hiperglucemia.

En el caso de la epilepsia, aún no se ha demostrado científicamente cómo el perro puede percibir y anticipar un ataque. La prueba científica procede del estudio, publicado en Scienc Reports, realizado por un grupo de investigadores franceses de la Universidad de Rennes, que esperan desarrollar «narices electrónicas» basadas en el olfato canino.

Como se recuerda, la epilepsia es el resultado de la interrupción de las señales eléctricas en el cerebro, lo que provoca convulsiones. Esta afección puede ser hereditaria o puede ser el resultado de un accidente cerebrovascular o de la falta de oxígeno al nacer.

En los últimos años, los perros se han convertido en los mejores amigos de las personas con crisis epilépticas. El perro está entrenado para permanecer siempre cerca de la persona, para dormir a sus pies, ya que se ha observado que previene las convulsiones con antelación haciendo sonar la alarma.

Sin embargo, hay diferentes tipos de epilepsia, cada uno de los cuales se trata de forma diferente y que también difieren en sus síntomas y signos.

La etóloga Grandgeorge y Amélie Catala, doctora en etología y neurociencia, han demostrado los procesos por los que los perros detectan las convulsiones. Ambos confirmaron que ya no se trata de anécdotas sino de una verdad científica.

«Llevamos varios años trabajando con Handi’chiene, que entrena perros para discapacitados. Se observó que los perros prevenían los ataques epilépticos y queríamos demostrar cómo lo hacían», señala Grandgeorge.

El estudio se basó en la toma de los olores de los epilépticos almacenados en el Of d’hygiène ale (OHS) de Flavigny.

Después, los olores se enviaron a una experta, Jennifer Cattet, que trabaja en Indianápolis (Estados Unidos), especializada en el adiestramiento de perros para personas con esta enfermedad.

En siete cajas metálicas se distrajeron diversos olores, entre ellos uno que contenía el olor de un epiléptico. Se probaron los perros entrenados y se confirmó su comportamiento.

A partir del estudio de las películas, los dos investigadores comprobaron que tres o cinco perros entrenados eran capaces de identificar la caja que contenía el olor del epiléptico sin cometer ningún error. Dos perros mostraron una tasa de éxito del 67% y del 95%.

Por tanto, concluyen los investigadores, los perros también son capaces de identificar el olor de un ataque epiléptico.

Los resultados del estudio pretenden crear marcadores para prevenir las convulsiones, lo que mejorará la prevención y la intervención.

«Esto también podría ser útil para mejorar el adiestramiento de los perros para la ausencia y, en consecuencia, mejorar las condiciones de vida de las personas», concluye Grandgeorge.

 

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