Cuando se trata de la educación de los mejores, se hace referencia a los gatos. De hecho, es una especie que, a diferencia de los perros, es más independiente y tiende a no obedecer las órdenes. Sin embargo, los delincuentes domésticos a menudo y voluntariamente tienen comportamientos que deben corregirse y de los cachorros tengo que aprender ciertas enseñanzas. El carácter del gato es bastante caprichoso y no se somete al maestro. A diferencia del perro, la recompensa o el castigo no afectan mucho a la educación de un gato. Antes de pensar en enseñarle algo al felino, es bueno conocer su naturaleza y respetarla, crear un equilibrio entre las necesidades del gato y la vida en común en una casa.
El gato odia verse obligado a hacer algo y prefiere las recompensas. De hecho, el felino doméstico viene a salir de una casa si no le gusta el medio ambiente. Con los gatos es mejor evitar restricciones, pero preferir la calma y la paciencia, manteniendo la firmeza.
Por ejemplo, si el gato se pone sobre la mesa, el dueño tendrá que dejarlo caer cada vez en el paciente, acompañando el gesto con un «no», hasta que le quite el hábito al animal y lo haga con la palabra «no «, o que corresponde a la prohibición. En este caso, puede resultar útil recompensar al gato debajo de la mesa. Con el gato es mejor prohibir cualquier método educativo que funcione con perros. La recompensa ideal para un gato será lanzar y hacer que el gato juegue.
Las experiencias recomiendan encarecidamente no regañar a un gato, bloqueándolo en su actividad incluso si está causando problemas. Para el gato es una intrusión con la que está bloqueado y limitado en su comportamiento natural, como ponerse las uñas en el sofá. Tanto es así que para educar a los gatos hablamos de «desempatizantes» o comportamientos y pequeños trucos con los que los gatos son retirados de forma natural , por ejemplo, de los estantes de la cocina o de las plantas . Lo mejor para evitar que un gato arruine el sofá será comprar un buen poste para rascar. Un gato donde puedes tener diferentes distracciones y juegos disponibles, como las placas que se enrollan en las paredes.
Regañar al gato cuando lo atrapan en el acto nunca es la mejor solución. Para el animal, el castigo es frustrante y tan pronto como el gato tenga la oportunidad, en ausencia del dueño, repetirá el error.
La mejor solución incluso cuando un gato orina es no reprochar cuán firmemente quitarle el animal y no en forma violenta o abrupta. Si el gato percibe que el ia se escapa. No por lo que ha hecho, sino por la ia que escucha en el maestro. El gato como el perro en este caso reacciona al estado de ánimo del amo.
Más que «reprobar» un felino doméstico, los expertos sugieren un método por el cual los propietarios dan respuestas firmes al animal, manteniendo la calma, evitando en esto, alguna pequeña venganza o rencor. Acompañe a un felino en su comportamiento, indicando qué hacer, evitando reprimirlo.