Los productos de limpieza del hogar son una amenaza real para Bobi: esto es lo que hay que hacer si tu perro ha bebido lejía.
Los perros son una agradable compañía en el hogar, pero siempre hay que tener mucho cuidado porque, aunque lo consideremos un refugio, nuestra casa puede ser una guarida de peligro. Desde alimentos peligrosos hasta productos de higiene, puede haber problemas de salud muy graves si Bobi entra en contacto con ellos. Uno de los peligros es la lejía: diluida o absoluta, puede provocar una auténtica intoxicación. Evidentemente, depende mucho de la cantidad de producto ingerido, de si se ha diluido en agua y de si se trata de un producto blanqueador o de lejía absoluta. Esto es lo que hay que hacer si tu perro ha bebido lejía.
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La lejía: un peligro para los perros y los gatos
Estamos hablando de la lejía doméstica, que es irritante pero no corrosiva. La lejía sin cloro contiene peróxido de hidrógeno, que provoca vómitos y corroe los tejidos. Si la anza está concentrada, las consecuencias pueden ser muy graves: la lejía doméstica tiene un nivel de pH de unos 11, mientras que la concentrada es de unos 12 o 12,5. Por supuesto, cuanto más diluida esté la anza, menos tos: en cualquier caso puede causar daños en la piel y, si se ingiere, corroer el esófago y el estómago.
Pero, ¿cómo es que el perro bebe lejía? La culpa suele ser nuestra por dejar el producto diluido en el hio que utilizamos para limpiar la casa. Al fin y al cabo, los perros son como los niños, y basta un momento de distracción para que se pongan en marcha. Probablemente también les atraiga su fuerte olor (no olvidemos que el olfato de los perros es uno de sus sentidos más potentes). Si se limitan a olerlo pueden «sólo» irritarse los ojos, pero a veces la tentación de beber directamente del hio o derramarlo es irremediable. Siempre es mejor tener cuidado de no dejar la botella de lejía y otros productos de limpieza del hogar por ahí, quizás encerrándolos en una bolsa que los perros no puedan abrir.
Intoxicación según la raza
Hay algunas razas que son menos capaces de tolerar la ingestión de una anza peligrosa. Esto no significa que para otros sea inofensivo, pero puede que no haga un daño tan incalculable. Habrá razas de perros que se apartarán tras «probar» un poco y otras que serán capaces de bebérselo todo.
Por ejemplo, los pomerania no soportan su fuerte olor, por lo que le dan un lametón y se van. Por el contrario, los labradores parecen estropearlo especialmente. Los gatos tienden a rechazar la lejía, pero pueden meter sus patas en ella y luego lamerlas.
El perro bebió lejía: los síntomas
¿Cómo sabemos que el perro ha ingerido esta sustancia? Es probable que encontremos rastros en el suelo (el huevo derramado, la botella de producto sin tapar, etc.). Sin embargo, podemos estar tan distraídos que no nos damos cuenta de las pruebas que deja nuestro perro y es su estado fi el que nos envía señales importantes que debemos captar. El perro que ha bebido lejía suele
- presenta irritación en las zonas mojadas por el producto,
- toses,
- babea en exceso,
- muestra rastros de quemaduras dentro de la boca y en el hocico,
- tiembla y tiene convulsiones,
- tiene la presión arterial baja,
- tiene episodios de vómitos, dolor de estómago y diarrea.
Estos síntomas suelen aparecer a los pocos minutos de diluir la anza con agua. Estos mismos signos deberían remitir aproximadamente media hora después de su aparición, aunque las irritaciones corrosivas internas y externas pueden tardar semanas y meses en curarse. Además de estos signos más «evidentes», también pueden detectarse rastros de lejía en la sangre a través de los análisis de sangre del perro.
Cómo tratar la intoxicación por lejía en su perro
Si su perro ha ingerido lejía concentrada, debe ponerse en contacto con un veterinario inmediatamente. Pero si el daño es más «contenido» y se limita a la irritación de la piel, entonces podemos aliviar el ardor con un baño y un champú suave especial para perros (Lee aquí: Champú para perros «hazlo tú mismo»: 3 recetas fáciles y rápidas que no te puedes perder). Si la cantidad de producto ingerida es mínima, el perro sólo tendrá que vomitar un par de veces para eliminar toda la lejía de su cuerpo. Lo mejor es que pidas consejo a tu veterinario antes de dar de beber a tu perro un tazón de leche, ya que ésta puede tener un efecto neutralizador de la lejía.
El veterinario puede hacerle un lavado gástrico para vaciar el estómago de la sustancia peligrosa, o utilizar peróxido de hidrógeno para inducir el vómito en el perro: en cualquier caso, no tome la iniciativa por su cuenta, sino que confíe siempre en el consejo de un experto. Si inducimos el vómito a nuestro perro por nuestra cuenta podemos provocar una irritación del esófago. En casos extremos, el médico puede administrar medicamentos contra la úlcera para proteger el estómago.
La prevención: un arma infalible
Lo mejor es prevenir siempre este peligro manteniendo los productos de limpieza del hogar fuera del alcance del perro. La lejía coammoniaca debe cerrarse en un aretto, a ser posible fuera del alcance de nuestros amigos de cuatro patas. tenemos cuidado de no dejar desatendido el hio de la lejía diluida en agua. Entre los productos más peligrosos en el hogar, además de la lejía y el amoníaco, se encuentran los productos para la limpieza del baño y el inodoro, los productos para la limpieza del suelo y los productos para la limpieza del coche.
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